Le pedí a la lluvia
Que guardase tus huellas,
Me fueron entregadas
Para ellas
custodiar
Si, ellas, tus hijas…
Fátima y María
Eugenia
Dos seres queridos por ti,
Llenas de pasión, dulzura
Amor y ternura
……..
Poemas con sabor a tierra,
Buscaste algo que hiciera
Más cortos los caminos largos
Le pediste a la tierra,
Tomillos, zarzas, esparto,
Hiedras, montes y barrancos,
Un suelo donde pisar firme
Hablaste con la carreta,
De ese carretero maldiciendo
A la bestia que pujaba
Por vencer el freno.
De aquel amanecer frio
De unos labios ardientes,
Un cuerpo con sed y hambre,
Que la muerte le dio
Sus labios secos y marchitos
Desde tu ventana describiste
Los escarceos de una gata
Prostituta y
zalamera,
Allí desnudaste al mundo
A una rosa vida le diste,
Prisionera en un jarrón…
De existencia
efímera
De la hermosura a pétalos ajados
Pediste la miseria
De aquellos que no la quisieran
Aun quedaban quienes
Ni miseria tuvieran
Rezaste a tu Dios
Del que eras ferviente devoto,
Pidiéndole por un padre
Que a su hijo le entregaba,
Y que en soledad quedaba
Preguntaste a ramera
Que placer daba
Sin placer recibir
Ella que quiso se dama
Y ramera era
Buscaste un hombre
Que diese sin recibir, honrado,
Valiente y virtuoso,
¡Ese, Diógenes!,
¡Ese es un hombre!
Pasajero interino,
Que nació para morir
Dudando si merecía
La pena el transito
Cuando la muerte te visita
Tienes las manos vacías,
Antes llenas de codicia,
Envidias, y triunfo engañoso,
Te llama y a ella vas
Y vacías las manos llevas
Miedo a morir, a no amanecer
A no terminar lo empezado
Aumentaba tu sed de madrugada
¿Dónde estás amigo Alfredo?,
¿Donde estas?
Con malezas enredadas
Descubriste al hombre
Endiosado, vanidoso y soberbio
Con destino incierto y espinoso
Con báculo del
peregrino,
Sandalias y sayo de basto lino
Hallaste el camino
Oda a la montaña
Que esperaba ella segura
A hombres soñadores
De poseerla y vencerla
Arañazos que surcan la tierra
Dejando surcos que semilla acoge
Dorará los campos
Llenará los graneros
“La espiga”
La añoranza del ayer,
Contar viejas hazañas,
Nostalgia de un amor,
Allí donde amó a la vida
En el jardín de tu casa
Echabas a faltar las rosas,
Jazmines, la pasionaria,
Adelfas y acacias
Faltaban tu madre y ellas
¡Se acabo la hermosura!
Y volvería floreciendo el rosal
Cuando anidaban las cigüeñas,
Cuando encelaban los pájaros,
Cuando cantasen las cigarras
Un amor otoñal y tardío
Fruta ajada, podrida, rancia
Pon tus ojos en mis ojos
Y dime adiós sin palabras
Hijos del tío Germán
Que con hacha en mano
Dieron caza y mataron
A un lobo solitario
Quiso el lobo engañar,
Perseguido por el hombre
Repudiado por los suyos
Piel de cordero se puso
Se le hubo de ordeñar
Aullidos de lobezno hubo
Y no balar
Sin taras me pesa el alma
De siglos y sin balanza,
Brutal y de acero
En las entrañas
Celador de vidas controladas
Prostituido y acomodado
Vacía mi alma siento…
¡Me ahogo!
No limitaste tu humildad
A tu grandeza, sembraste
Sin esperar a recoger
Justo, cabal, comedido
La verdad de tu destino
Lloraste a tu madre
Por ella doblaron campanas,
Tus ojos como los suyos
Se cerraron para siempre
Eras porque estabas
Ya no estas
Tras el nombre, fecha
Y una frase
“Epitafio”
El fin llego querido amigo,
Docto poeta,
Guardadas quedan tus huellas
Vigilante de ellas quedo,
Porque tú sí que eres,
Eres…poeta
Adolfo
In memoria de Alfredo María Santos